La Gastronomía ofrece también muchas posibilidades, en Almazán se sigue la tradición de la cocina castellana, basada en la calidad de los productos de la tierra.

Legumbres con las que se realizan platos sustanciosos como el cocido de garbanzos, potaje castellano o lentejas con chorizo.

Cereales para el pan con el que se preparan las migas pastoriles o la tradicional sopa de ajo, tan vinculadas al pastoreo.

La excelente carne que proporcionan los pastizales adnamantinos se saborea en el lechazo asado en cazuela de barro con aromas de tomillo, romero y mejorana. Plato de días de fiesta y celebraciones familiares.

Los montes y campos próximos abastecen de caza de pelo y pluma a las cocinas de la villa. Los estofados de corzo, venado o liebre y los escabechados de perdices se pueden degustar en los restaurantes cuando la época es propicia.

Chorizos, morcillas, tocinos, lomos, adobos …y de todos ellos los torreznos son los productos del cerdo que se pueden saborearse en Almazán. La recreación en el mes de Marzo de la Matanza Tradicional nos acerca a un pasado reciente cuando se llenaban las despensas con estas viandas, provisiones para todo el año. Del gorrino también se obtiene el solomillo que asado al horno se convierte en el “somarro”, estrella de estos fogones.

En las pastelerías de la Villa se pueden encontrar dulces deliciosos, pero son las yemas las que dan fama a la repostería adnamantina. Elaboradas con azúcar y yema de huevo, las claras sobrantes son empleadas para realizar las paciencias, pequeñas galletas duras y redondas apetecibles en cualquier momento.